30 de diciembre de 2008

Estos días...

Estos días lluviosos me descolocan. La única alternativa al paseo es dormir, mientras la Histérica estudia y hace cosas con su ordenador. Pero yo necesito quemar energía, así que dentro de un rato la miraré con mis ojillos de pena, pidiéndole juego. Poco se puede hacer en esta casa. Normalmente salto de la cama al sofá, del sofá a la cama, y ella intenta atraparme. A veces ella se esconde y yo debo buscarla. Lógicamente, no hay mucho recoveco para esconderse, así que no tardo mucho en dar con ella. Pero qué caray, me muevo y es divertido.

Parece que estará diluviando todo el día. Me han puesto periódicos en el suelo por si quiero hacer pis, pero yo soy una dama, bien lo saben (aunque el otro día hice pis en el sofá, vale, pero fue debido a una mezcla de emociones repentina). Me da reparo salir a la terraza y empaparme, pero dentro de poco tendré que vaciar la vejiga. Quizás use esos periódicos...

Buff, qué aburrimiento, encerrada en casa. ¡Menos mal que el domingo hubo pateíllo! Y he oído algo sobre mañana, algo acerca del año nuevo y un amanecer en Las Cañadas... ¿Será posible? ¿Será verdad?

Habrá que esperar al año que viene...

5 de diciembre de 2008

Una palabra: BRRRRR

Retruécanos. En buen lío se metieron los que eludieron algún compromiso asegurando que lo harían 'cuando se congele el infierno', porque creo que eso está pasando aquí, en La Laguna. Espero que Belcebú tenga bien cerradas las puertas de su cálido hogar. Menos mal que estos dos tienen misericordia y me han dejado el pelo largo. Menos mal que la Histérica también tiene frío, y me permite subir a la cama en mitad de la noche (casi que me obliga) y acurrucarme a su lado para dar calor a su pierna fría. Y es la gloria, porque ahora tienen unas sábanas más calentitas y suaves, de franela, creo. Lo que no me parece tan 'menos mal' es que sigan sacándome 3 veces al día, sin piedad, aunque esté lloviznando, aunque haya charcos inmensos en medio de la calle, ¡y aunque no tenga las más mínimas ganas de hacer pis! ¡Joder, que un poco más y colgará una estalactita de mis partes pudendas!

Ay, ay... Nos esperan unas navidades peludas. Y tan peludas, ¡como que no pienso raparme hasta el verano!

11 de octubre de 2008

Se acabó lo que se daba

BUFFF. Parece que esta vez va en serio. Lo supe cuando ella se puso esas tapas en los oídos, y cuando él colocó su linternita sobre la mesa de noche. Y cuando el Gordo pone allí la linterna, con esa determinación, es que está dispuesto a utilizarla a toda costa.

Antes de irse a dormir, me invitaron a pasar a mi casetita. Estuve dentro unos 10 minutos después de que apagaran las luces, como suelo hacer cuando les da por inculcarme educación. Normalmente, tras los 10 minutitos de rigor, salgo y subo a la cama. Están demasiado cansados para discutir. Pero anoche no. Anoche se pusieron serios. Insistí e insistí. Cuando la Histérica no me mandaba de vuelta a la chabola, él se levantaba, linternita en ristre, y yo me metía ahí como alma que lleva el Diablo.

Hubo un instante en el que logré subirme. No avisé, de un salto me coloqué entre las piernas de ella y me hice un ovillo. No me moví. Pero me entró un ataque de hipo, seguramente por los nervios, y eso, ESO fue lo que me delató. La Histérica me cogió entre sus brazos y me envió de vuelta a mi apartamento. Y ahí me quedé ya hasta las 8:45, según ella. A esa hora volví a insistir, y ella intercedió por mí. Le preguntó al Gordo, el Gordo aceptó, y al fin pude descansar un poco entre almohadones. Pero me da que esto va a ser así a partir de ahora. Tendré que aprovechar cuando los dos se largan para disfrutar de MI cama grande.

Así es, amigos, lo bueno no dura siempre. Se acabó lo que se daba.

22 de septiembre de 2008

Back to reality

Uooh... ¡Vaya veranito me he pegado! Primero La Gomera. Luego que si Lanzarote, que si La Graciosa... Después otra vez La Gomera. ¡He ido de camping por primera vez! He corrido delante de las bicis de mis dueños (sí, DELANTE, ¡qué lentos y paletos que son!). He nadado como una loca, jugado como una condenada... Y todo esto con el celo encima. Cómo sufrieron los pobres dos para espantar a los chuchos que me pretendían.

Aquí nos pueden ver a mi amito y a mí siendo acosados y rodeados en La Graciosa (y sólo se ven dos, pero eran como 5).


Había un graciosillo que me gustaba, pero no me dejaron llegar más allá de unos bailes y juegos...


Ya llevamos un par de buenas semanitas aquí, de vuelta en la rutina. No sé cuándo nos daremos otra escapada larga de esas. De todos modos, no puedo quejarme; ayer mismo fuimos a la playa, donde me harté a coger piedras. Y creo que para el próximo fin de semana hay planeado algo con la tienda de campaña... Mejor será que descanse estos días, mientras estos dos están fuera, haciendo lo que sea que hagan fuera. Con lo bien que se está sesteando en la cama, o al sol en la terraza... De verdad, a estos humanoides no hay quien los entienda.

¡Salud!

18 de junio de 2008

¡Intrusos!


Hoy ocurrió una fatalidad. MI MUNDO SE VINO ABAJO. Tuvimos una intrusa en casa durante una eternidad. Según ellos no fueron más de 2 horas y media, pero yo sé que fue UNA ETERNIDAD. La encontraron perdida y la recogieron, y hala, pa' casa. Me perseguía, bebió de mi agua, husmeó en mi comida, RETOZÓ CON MIS DUEÑOS. Y yo ladraba y ellos se enfadaban. Menos mal que apareció el dueño.

De todos modos sus dueños le estaban buscando dueño... De hecho se la ofrecieron a mis dueños. Menos mal, MENOS MAL que aún les queda algo de juicio.

Manchín la llamaron ellos, y casi; se llama Pintitas.

Bien, Pintitas, te deseo buena suerte en la vida. Pero lejos, ¡muy lejos de mi hogar!

11 de junio de 2008

Conejillo de Indias

Hay que joderse... Ahora, con esto del libro del César Millán, a estos dos les ha dado por organizar una estricta rutina de paseos. Con lo a gusto que me quedaba yo toda la mañana en casa... Pues eso se acabó. Ahora se levantan más temprano, para darme un paseo de media hora (mínimo) antes de marcharse. Encima este paseo lo hago con el estómago vacío, porque la comida me la dan después, a modo de premio.

Luego, al mediodía, me dan otro largo paseo. Y otro más por la tarde. Y si se tercia, por la noche.

Pero no son paseos como los de siempre. Estos son una tiranía; no me dejan para a olisquear cuando me da la gana, no me dejan ir por delante. Ni siquiera se compadecen de mí cuando un perro me ladra o hace ademán de venir a por mí; se limitan a darme un tironcito con la correa cada vez que me altero, y hala, p'alante. Serán abusadores.

Sin embargo, debo reconocer que este par sabe lo que se hace. Con el cansancio físico y psicológico que conllevan esos paseos y toda esa disciplina, llego rendida a casa, sin ganas de dar la lata. Además, ¡la comida sabe mil veces mejor! Será porque me la gano a pulso. Y como ellos me dicen lo que tengo que hacer, pues me encuentro con que la vida es más relajada y fácil.

Pero antes me concedí una pequeña licencia, jiji... Estuve masticando un palitroque de madera que me encontré en la terraza, y he dejado dos vómitos de astillas bien bonitos. En la terraza, eso sí. No es cuestión de perder los modales.

3 de abril de 2008

El origen de esta locura

No recuerdo si les he contado cómo llegué a esta casa.

Mi amita, saben ustedes, tiene algo con los bichos. Le vuelven loca. Y por 'bichos' entiéndase todo el espectro de organismos vivos imaginables (bueno, casi). Y a veces, cuando no tiene un bicho al alcance de la mano, tiene un límite, y si no tiene bicho se vuelve loca, loca, loca... Hace cosa de un año dio la casualidad de que ciertas amiguitas suyas decidieron tener perros; así llegó Gira a casa de Alicia, y así llegó Fefa a casa de Raquel (¡mi doctora, a la que saludo desde aquí y solicito muestras gratuitas en mi próxima consulta!). Y claro, Ella se desconsolaba más y más. Pero había aceptado el hecho de que es este un piso pequeño para tener (más) animales. Además, era realmente el piso de Él, y Él no estaba por la labor. Así que se conformó con disfrutar de Gira, de Fefa, de cualquier espécimen canino que se cruzara en su camino, hasta que una casita mayor les permitiera acoger a un chucho.

Y un día, aún no sabe ella por qué, Él se lo comunicó: había llegado el momento. Quería un perro. Pero debía cumplir, dijo solemnemente, ciertas condiciones:

- Debía ser hembra, por eso de que somos más dóciles (pobrecillo... ¿Se habrá dado cuenta ya de que hay excepciones para todo?)

- Debía ser de tamaño pequeño, acorde con la talla del piso

- Debía ser cachorro, a fin de criarlo desde pequeño (no tenía mucha experiencia con perros, debe ser... La etapa de cachorro es la más terrible para un dueño de perro, ¡ahora estará bien enterado! Aunque no fue Él quien se levantaba cada 4 horas para darme de comer, ejem)

- Debía ser gratis, por supuesto. Nada de incentivar la compraventa de animales

Inocente... Debió pensar que con tantas condiciones Ella lo tendría realmente difícil. Pero no contó con que nosotros, los bichos, somos su vida (Él es el mayor y mejor bicho de Ella). Y así buscó y buscó, removió cielo y tierra. O eran cachorros enormes, o pedían algo a cambio, o... Pero jamás, JAMÁS, se rindió.

Y así, un día, aficionada como era (y sigue siendo) a curiosear en segundamano.es (en aquel entonces compraventa.com), me vio. Bueno, no me vio a mí; vio mi anuncio, el anuncio que el dueño de mis padres había puesto. No había foto mía, pero en el anuncio se buscaba dueño para 5 cachorros, de raza pequeña. Era en Las Palmas, pero ¿era eso impedimento? Nanai.

Rápida cual trueno mandó un correo, pidiendo fotos a ser posible (no podían esperar a verme, jiji). Y quedábamos dos, mi hermanito y yo. Por supuesto, gané yo.

Cuando estuve lista (bueno, no tanto, tenía sólo un mes, pero parecían tener prisa por librarse de mí), fueron a buscarme.

He aquí la primera imagen mía que vieron.

20 de marzo de 2008

Llegué con la Primavera... o Ella llegó conmigo

Así es. Hace hoy un año que llegué a este mundo, con la estación de las flores, el sol, los deliciosos aromas de la vida, y la sangre alterada. Y así alteré a estos dos, trastocando sus vidas. Y así estoy yo, alteradita en mi cumpleaños, en pleno celo y etapa receptiva.

Hoy ha sido un buen día; retozamos los tres en la cama (...), me dieron regalos (¡chuches y más chuches!), dimos un paseo bajo el sol a echar un vistazo a un posible hogar, pero resulta que uno de mis vecinos sería un cocker negro... BRRR. Ni pensarlo quiero. Menos mal que dijeron algo de que requería muchas reformas y era caro... Después fuimos al monter a correr un poco. Empezó a llover, pero no quisieron dejarme sin mi ejercicio y acabé embarrada. Y el coche también, jejje. También fuimos al mercado de la Plaza del Cristo. Comimos en casa. Después él se fue a 'currar', y mi amita y yo fuimos a visitarle al terminar el 'curro'. Y allí, ¡alegría! ¡Apareció por arte de magia mi madrina Alicia! Qué alegrón. Además, la gente no paraba de felicitarme y hacerme arrumacos.

Mmm... Sniff... Creo que están haciendo cotufas. Me encanta jugar con ellas; masticarlas y escupirlas, destrozarlas y esparcir los pedazos...

¡Me gusta esto de los cumpleaños!

8 de marzo de 2008

In fire

Dios, ahí está de nuevo. Esos ardores ahí detrás, en las partes pudendas. Hichadita que da miedo. Y estos no me entienden, no me alivian... No sé dónde meterme, no sé qué tengo que hacer. Ando inquieta. Lloro y gimo, y no sé por qué, y ellos me dicen que me calle. Y encima no me dejan subir al sofá nuevo de la casa grande. Vaya forma de cuidarme cuando estoy claramente enferma. Qué sabrán ellos... Me estoy desangrando y no me llevan al veterinario. Pasan de mí olímpicamente. No me dejan sociabilizar con otros perros. Y ella es más rara... Cada dos por tres me coge y me da la vuelta para mirarme 'ahí', ¡será descarada! Ay, dios, dios... Ahora querría tropezarme con Pancho, Pluto o Hugo, mis tres pretendientes laguneros. ¿Pero dónde se meten cuando los necesito? Total, seguramente no me dejarían acercarme a ellos...

Qué ganas de crecer y entender el mundo adulto...

1 de marzo de 2008

¿Es esto posible? No puedo imaginármelo...

http://groups.msn.com/ElClubdeKat/general
.msnw?action=get_message&mview=0&ID_Message=18538

25 de febrero de 2008

Lost

He vivido el peor día de mi vida.

Me llevaron al parque enorme ese lleno de perros. Ya saben todos que soy algo... tímida con otros perros. Ellos me llaman cobarde, pero sólo es que me cuesta coger confianza. Había de todo: perros grandes y chicos, indiferentes e interesados. Un bull-terrier comenzó a perseguirme para jugar conmigo, pero le hice entender que no me interesaba huyendo. No soy tonta, cuando me alejo una distancia que considero demasiada, doy media vuelta y vuelvo con mis dueños. Y nunca los pierdo de vista. Por lo general, cuando un perro me persigue y ya he corrido un poco, me paro en seco; el can en cuestión se da cuenta de que paso olímpicamente y me deja en paz. Pero aquel cocker... Aquel endemoniado cocker empezó a perseguirme y no paró. Corrí y corrí. Corrí como jamás había corrido. Cuando él se cansó y se largó, miré alrededor buscando a mis amitos... y no los vi. Me entró el pánico. EL PÁNICO, señores.

Fui de acá para allá sin resultado. Había gente corriendo, niños jugando, perros paseando. Pero ninguno era ellos. Estuve allí perdida una eternidad, aunque según ellos no fue más que media hora -sé que también se les hizo eterno por las lagrimillas que derramaron al encontrarme-. Oía silbidos familiares de vez en cuando, pero venían de sitios diferentes cada vez, y mi estado alterado no me permitía utilizar mi sentido de la orientación.

Unos chiquillos intentaron cazarme. No puedo con los niños, así que no me dejé cazar. A rápida no me gana nadie. Corrí como alma que lleva el diablo. Huí de todo aquel que intentó darme caza, yo sólo me fío de mis dueños. El corazón se me salía del pecho, mi cuerpo no paraba de temblar.

Y entonces apareció él. Me lancé a la carrera a reencontrarme con mi adorado dueño. Me cogió, y yo le lambeteé, me agarré a su hombro y no lo solté. Hasta que apareció también ella, y fui a lambetearla y a que me cogiera y parase ese temblor. Ellos también tenían el corazón alterado.

Nunca más. Nunca más volveré a ese parque, nunca más los perderé de vista...

18 de febrero de 2008

Un día más

No hay mucho movimiento por aquí últimamente. Me paso el día dormitando,comiendo y jugando yo sola. Ella se pasa horas en ese sillón, con un cuaderno u otro, con el ordenador, con la bolsa de agua... Le incito a jugar mordiendo y babeando su brazo. Yo lo veo encantador, y ella debe verlo así también, pues me da unos empujoncitos la mar de graciosos como para que yo también juegue. Aunque una vez casi me tira del sofá, la tía bestia.

En cuanto a mi vida social, por lo visto estoy haciendo progresos, y eso nos gusta a los tres. Ya no tengo miedo cuando se me acerca otro chucho por la calle. Es más, he descubierto el placer de oler el culo a mis congéneres. Pero no se paran a jugar. Pasean con su gente y no se detienen a retozar un poco. Parece que esa gente les domina. Yo tenía entendido que las personas sacan a los perros, pero parece que sólo se sacan a ellos mismos acompañados por sus mascotas. Si sacaran realmente a sus perros, les permitirían socializar un poco más, detenerse con cada animal que quiere hacer contacto. Pero nada, más de una vez me he quedado con las ganas de juguetear un fisco.

Por suerte estos locos me tiran la pelota, el dragón verde, el erizo amarillo, la otra pelota, el periódico, el perrito caliente, la bola de papel arrugada envuelta en cinta adhesiva (juguetes caseros improvisados, los mejores), la pelota amarilla, la cuerda, la bola mecánica, el cuchinflunqui violeta que se ilumina, el trozo de algo que venía en el paquete de algo, la otra pelota, el gatito de mi madrina, el perrito de Irlanda, el perro a pilas destripado y sin oreja (obra mía todo), la pelota de tenis, el pollo de goma, el delfinito azul, los alicates, el ratoncito de cuerda sin cuerda, el trompo de la infancia de mi amo, los cachos de calcetines y trapos y la otra pelota.

Pero el juguete que más me gusta y que más echo de menos es la pelota naranja de gomaespuma, que vino a esta casa antes que yo, esperando mi llegada, y que él tiró por considerar tristemente que estaba inservible. Pero ya ella le echó un rapapolvo sobre el valor sentimental que tenía esa cosa blandita y destripada.

¡Que no acabe el juego!

25 de enero de 2008

Y yo de esta guisa...



Una mañana, no hace mucho, me dieron un revoltijo de papel. Lo mordí y me lo quitaron (¿pero no era para mí?). Por lo visto, lo que me daban realmente era lo que había dentro del papelucho.

Y aquí está, señores.

Era... esto. Que no me quejo, con el frío que hace por estos lares laguneros, pero ya les vale... ya...

PD: ¿Qué me dicen de esos alerones que me han salido en el cuello? Ellos se ríen...