24 de agosto de 2010

Días extraños

Ni sé por dónde empezar. He oído de todo en este extraño, confuso agosto. He visto llantos y lamido lágrimas, he oído grititos histéricos de alegría. Para empezar, debería estar en esa casa rodeada de verde que tanto me gusta, persiguiendo gatos, pero tampoco he estado yo muy animada.

Mi madrina, Alicia, se fue. Y por esa congoja que he percibido en mis dueños, por esa desesperación, presiento que es para siempre. Mi madrinita, que venía a verme siempre, por la que me hacía pis en el suelo de la emoción, simplemente no logró vencer y se marchó. Pero qué alegría haberla tenido para empezar. Qué sonrisa tenía, cuántos mimos me daba. Si no hubiera sido por esa fiera que tiene en casa, ese terrier-toro, habría ido a visitarla yo a menudo, sí señor. Madrina, no sé muy bien adónde te has ido, pero debes saber que espero volver a verte, no te librarás de mí, ¿eh?


Y como si no tuviéramos bastante con la hija de Fefa, la tal Sookie, que la conocí el otro día y arrasó con mis juguetes, ahora está en camino un cachorro humano, ¡menos mal que no es del Gordo y la Histérica! Porque a saber qué saldría de ahí, ni imaginarlo quiero. No, este cachorro viene de otra Alicia, como caído del cielo. Igual lo envía mi madrinita como consuelo, aunque sería una broma pesada, sabiendo ella cómo detesto a los infantes, ya sean perrunos o humanos. No hay más que ver la cara de la Sookie para saber que nada bueno trama.


Pues así ha sido este mes de agosto, tristezas y alegrías, confusión y desconcierto, como la vida misma. Y la que se avecina, que la Histérica habla mucho últimamente de la 'crisis de los treinta' y que 'que le den a la crisis de los treinta, que lo bonito es cumplirlos, y no la alternativa', a saber. ¿Habrá más llanto? Sólo sé que quiere vivir muchos más años para experimentar más tristezas, alegrías, confusión y desconcierto. Está majara últimamente. Es decir, más de lo normal.

¡Y yo seré simple, pero todo cuanto espero es que los años que me quedan el Gordo siga dándome esos pedacitos de su sándwich matutino!

28 de abril de 2010

Próximamente...

Pues vaya. Resulta que la Fefa va a ser madre. No le veo yo el punto a eso, ¿eh? Pequeños perritos atosigándote todo el día, lloriqueando, mordisqueando tu cuerpo por donde puedan... Pobre, pobre Fefa. Menos mal que a estos dos ni se les pasa por la cabeza. Ni con los cachorros perrunos ni con los humanoides. Con lo bien que estamos así, los tres... Argh, si ya me daba cosa ir a ver a la Fefa, ahora tengo más razones (3 más, se rumorea) para no ir. Aunque mucho me temo que la Histérica querrá ver esas cosas. No le bastaba a tía Raquel con pincharme en la consulta, no...

3 de enero de 2010

¿Dulce Navidad? ¡Amarga locura!

Salir a pasear estos días es una auténtica odisea, un infierno por lo que yo llamo LA FIEBRE. Prefiero quedarme metidita en la caseta y esperar a que pase esta fiebre, en la que a todo el mundo le ha dado por salir a la calle, por meterse en tiendas, por caminar y correr con esa horrible musiquilla repetida de fondo. Afortunadamente el Gordo y la Histérica huyen de este jaleo también, y hoy hemos ido de chuletada al monte. ¿Y qué ha sido lo mejor? Pues que toda, TODA la zona recreativa era para nosotros. No había ni un alma. Se ve que la gente prefiere gastar y comprar en esos sitios llenos de cosas inútiles y poco prácticas por las que hay que pagar. Qué follones se traen estos humanos. Y mientras, yo tan tranquila, comiendo salchichas y chuletas y persiguiendo piedras.

Creo que queda poco para que termine la fiebre, pues hay un montoncito de paquetes en un rincón de la casa. Recuerdo que en años anteriores esa montañita era previa a volver a la rutina. Quedarán un par de días a lo sumo. Qué ganas de volver a mis paseos matutinos por la calles despejadas. Qué ganas de tener a estos dos tranquilitos por casa, sin musiquillas ni lucecitas..., ¡pero que no se acaben los polvorones!