3 de abril de 2008

El origen de esta locura

No recuerdo si les he contado cómo llegué a esta casa.

Mi amita, saben ustedes, tiene algo con los bichos. Le vuelven loca. Y por 'bichos' entiéndase todo el espectro de organismos vivos imaginables (bueno, casi). Y a veces, cuando no tiene un bicho al alcance de la mano, tiene un límite, y si no tiene bicho se vuelve loca, loca, loca... Hace cosa de un año dio la casualidad de que ciertas amiguitas suyas decidieron tener perros; así llegó Gira a casa de Alicia, y así llegó Fefa a casa de Raquel (¡mi doctora, a la que saludo desde aquí y solicito muestras gratuitas en mi próxima consulta!). Y claro, Ella se desconsolaba más y más. Pero había aceptado el hecho de que es este un piso pequeño para tener (más) animales. Además, era realmente el piso de Él, y Él no estaba por la labor. Así que se conformó con disfrutar de Gira, de Fefa, de cualquier espécimen canino que se cruzara en su camino, hasta que una casita mayor les permitiera acoger a un chucho.

Y un día, aún no sabe ella por qué, Él se lo comunicó: había llegado el momento. Quería un perro. Pero debía cumplir, dijo solemnemente, ciertas condiciones:

- Debía ser hembra, por eso de que somos más dóciles (pobrecillo... ¿Se habrá dado cuenta ya de que hay excepciones para todo?)

- Debía ser de tamaño pequeño, acorde con la talla del piso

- Debía ser cachorro, a fin de criarlo desde pequeño (no tenía mucha experiencia con perros, debe ser... La etapa de cachorro es la más terrible para un dueño de perro, ¡ahora estará bien enterado! Aunque no fue Él quien se levantaba cada 4 horas para darme de comer, ejem)

- Debía ser gratis, por supuesto. Nada de incentivar la compraventa de animales

Inocente... Debió pensar que con tantas condiciones Ella lo tendría realmente difícil. Pero no contó con que nosotros, los bichos, somos su vida (Él es el mayor y mejor bicho de Ella). Y así buscó y buscó, removió cielo y tierra. O eran cachorros enormes, o pedían algo a cambio, o... Pero jamás, JAMÁS, se rindió.

Y así, un día, aficionada como era (y sigue siendo) a curiosear en segundamano.es (en aquel entonces compraventa.com), me vio. Bueno, no me vio a mí; vio mi anuncio, el anuncio que el dueño de mis padres había puesto. No había foto mía, pero en el anuncio se buscaba dueño para 5 cachorros, de raza pequeña. Era en Las Palmas, pero ¿era eso impedimento? Nanai.

Rápida cual trueno mandó un correo, pidiendo fotos a ser posible (no podían esperar a verme, jiji). Y quedábamos dos, mi hermanito y yo. Por supuesto, gané yo.

Cuando estuve lista (bueno, no tanto, tenía sólo un mes, pero parecían tener prisa por librarse de mí), fueron a buscarme.

He aquí la primera imagen mía que vieron.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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