31 de agosto de 2009

Abandonada

Me abandonaron, señores. El Gordo y la Histérica me dejaron aquí, en este pequeño paraíso que es El Hoyo, con esta amable gente, y se largaron. Pensaron que al estar en el campo, con espacio para correr y rincones que inspeccionar, no me daría cuenta de su ausencia. Error. Los Otros me llevaron a la ciudad unos días, y allí estuve encerrada en un piso. Sola, sin terraza, ni un fisco de aire libre. Y sin ellos. Me puse enferma. No tenía ganas de nada, ni de comer. Así me pasé los días, echada en la cama, desganada, triste e inapetente. Hasta que me trajeron de nuevo a La Gomera, donde ya pude entretenerme un rato de nuevo persiguiendo gatos y olisqueando la tierra. Hablé con la Histérica por teléfono un par de veces y me dijo que faltaba poco para vernos. Y así fue. A los pocos días aparecieron los dos. Corrí hacia ellos, les pasé la lengua con fuerza inusitada por la cara, las manos, por donde alcancé. Y hasta ahora no me he despegado de ellos, no vayan a dejarme de nuevo.

1 comentario:

Tushin dijo...

Uga sabe dónde se está calentito...