11 de octubre de 2007

Dejando mi niñez...

Un día, justo con 6 meses y medio de edad, comencé a sentir algo en mis partes. Me lamía y lamía, sentía esa necesidad. Había un fluir de algo por ahí, yo quería (y quiero) detenerlo. Es incómodo. Y eso se me hinchó e hinchó, está enorme. Ellos me felicitan por ser una señorita ya. Pero yo sigo perreando como siempre; llorando por las noches para que me suban a la cama, haciendo caca a las 3 de la mañana para que no puedan dormir con la peste... Y además ahora con algo nuevo; voy dejando por la casa gotitas rojas por donde quiera que voy, la colcha parece estampada de lunares rojos. Jejje, cómo me gusta mosquearles... Sigo siendo niña. Una niña explotada. Porque estos dos quieren llevarme de nuevo a un concurso de esos, que aún no me ha quedado claro para qué carajo son, y todo lo que sé es que pasaré miedo, mucho miedito, con tanto chucho. Aunque, por una vez, siento necesidad de cruzarme con uno de esos individuos con cosita colgando...

No hay comentarios: