24 de septiembre de 2007

Pobre de estos dos...

En estos últimos tiempos, mi vida ha cambiado. Se me están cayendo los dientes, salgo más a la calle, viajo mucho más que antes... Pero creo que también ha cambiado la vida de Dani y Gis. El cambio se nota sobre todo a la hora de la comida de Dani. Sí, desde que existo en sus vidas no se ha podido comer un sandwich de esos que se come por la mañanita entre penumbras en la cocina. Casi siempre me deja un trocito que me parte en cachitos chicos y me lo deja en un platito para que yo también desayune. Seguro que le toca un poco la moral, porque tengo entendido que nada sabe mejor que ese último trozo de bocadillito... De todas formas, tampoco le viene nada mal que deje un poco de comida para los demás, ¡a ver si baja un poquito la barriga esa que tiene!

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