Esta gente se pasa.
Hoy ella me llevó otra vez a ese sitio lleno de gente donde no hacemos nada. NADA. También fue mi madrina oficial. Me tuvieron allí más de 3 horas, aburriéndome bajo el sol. De vez en cuando encontraba una brizna de hierba que llevarme a la boca, pero fue igualmente un infierno. Espero que todas esas esperas tengan algún sentido, porque si no, juraría que estas criaturas son estúpidas.
Cuando finalmente salimos de allí, fuimos a una tienda llena de golosinas y bichos parecidos a mí. Allí compraron una caja grande que me dio mala espina. Y tuve razón; al ratito llegó un vehículo largo y me metieron a toda prisa y sin prepararme en la caja. Al poco rato bajamos del vehículo y me sacaron de la caja, y vinimos a esta casa enorme con pasillos, donde siempre hay una mujer cocinando exquisiteces y una loca que se ríe al verme... Hoy he probado la pera por primera vez. Fresquita y jugosa. Me gusta.
Están moviéndose y metiendo ruido. Creo que se marchan a algún lado. Aprovecharé para echarme una siesta, si es que me dejan en paz y no se empeñan en llevarme consigo.
Que tiene cojones la cosa. ¡Tengo derecho a quedarme tranquila en casa!
11 de julio de 2007
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1 comentario:
Ay, Uguita, mi niña, lo siento... Lo que hicimos lo hicimos por tu tía la loca, que ya nos lo pagará con una merienda (o eso dice). De todos modos, mejor, porque así esta noche duermes y no das el coñazo, maja. Un besito de ella (o sea, yo).
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